jueves, 3 de enero de 2008

Modernidad V/S Heidegger y Ortega

La filosofía contemporánea (entendida en un sentido cronológico y evitando entremezclarla con la postheideggeriana o posmoderna: Lyotard, Vattimo, etc.) se entiende y desarrolla como una crítica al concepto de “Yo” (Res cogitans) y de “Mundo” (Res extensa) de René Descartes (que son en sí mismas las bases de la filosofía moderna) a partir de Heidegger y Ortega Y Gasset.

El desarrollo de la filosofía está delineado por momentos gravitatorios que determinan la actividad del pensamiento y por ende, la época histórica dándole a ésta un desarrollo, un horizonte “destinal” (haciendo referencia no sólo a la filosofía misma, sino al pensamiento en general, incluyendo, estética, teología, literatura, ciencia etc.).
No esbozaremos un estudio acabado y sistematizado sobre cada uno de estos momentos, como lo sería un análisis de “Parménides y su descubrimiento del Ser”, nos enfocaremos en uno sólo, de hecho tiene toda una marca registrada e indeleble, tiene un nombre: René Descartes.
Múltiples eventos históricos y filosóficos desencadenaron, cual reacción en cadena, las meditaciones cartesianas, entre las que, clásicamente, solemos hallar “el colapso del mundo medieval”, de la mano con el descubrimiento de América, el renacimiento y la reforma protestante.
Descartes, afilando su acero meditativo y recurriendo a la formación en La fleche, continúa y exacerba el concepto de subiectum, ya fuertemente solidificado por la escolástica (pienso en el “alma indefinible” de San Agustín y en el “animale rationale” de Sto.Tomás), aunque este concepto ya no es tomado bajo el mismo respecto que por sus maestros, este “sustrato” o “compuesto” ve como cae el mundo previamente edificado por sus tutores y por la misma tradición que afirmaba la verdad en la revelación. Ya el hombre moderno no tiene un “mundo”, es necesario, por lo tanto regresar a un status quo en las cavilaciones filosóficas e inquirir en un pie forzado que nos “asegure” la verdad para que ésta se manifieste a este “subiectum”, “res” o “conciencia” de manera “clara y distinta”. Menester fue la tarea filosófica de esta época el crear este pie forzado, que todo amateur de los escritos filosóficos sabe que no proviene del ingenio cartesiano, sino de un viejo argumento agustino contra los escépticos: no puedo dudar que estoy dudando, es decir yo dudo, porque dudo existo, sé que existo, me hago “autoconsciente”, lo que los alemanes llamarán Selsbsbewusstein.


Todo lo que hemos dicho tiene grandes consecuencias en la modernidad y en la historia del pensamiento: primero, Yo, es decir, existo, toda la filosofía posterior no son mas que “matices” y desarrollos propios de éste concepto: la mónada (Leibniz), el “sujeto trascendental” (Kant), el Yo (Fichte), el Geist (Hegel), la idea del individuo y su libertad, en el desarrollo de la filosofía política (Kant y les philosophes), el hombre individual de Kierkegaard, “el hombre que fabrica representaciones” (Schopenhauer) y el mismo Übermensch (Nietzsche), sólo se entienden bajo el alero de éste poderoso “ego sum” cartesiano.

“De suerte que, habiéndolo pensado bien y habiendo examinado cuidadosamente todo, hay que concluir, por último, y tener por constante que la proposición siguiente: “yo soy, yo existo”, es necesariamente verdadera, mientras la estoy pronunciando o concibiendo en mi espíritu” .

Luego afirmará Descartes, en la misma meditación, que no sabe lo que realmente es el hombre, solo afirma que es “una cosa que piensa”, este: “…que piensa”, y su desarrollo se denominará “racionalismo”, desde aquí la idea del pensamiento, lo que resista la duda, se denominará “certeza y dato”, lo que es certeza y dato es Ciencia, desde las entrañas de los argumentos cartesianos se perfilan: el nacimiento de la ciencia moderna, que tendrá un énfasis en el dato empírico y la objetividad.
Descartes afirma al sujeto como fundamento, duda del mundo y de su cuerpo, que solamente le son brindados por la providencia de Dios que es, en sí, bondad suma. El mundo, concebido como las “cosas extensas”, es decir, que poseen extensión (que poseen formas geométricas y matemáticas, vemos aquí la influencia de Galileo) es un mero derivado de este “cogito”, de este “dudar”, el mundo de Descartes es un mundo de líneas, figuras, medidas, ángulos, octaedros, pura substancialidad geométrica, representación de orden “racional” y “lógica”.

Heidegger: “El Ego (yo) del cogitare (pensar) encuentra ahora su esencia en la conjunción de la representación, que a si propia se afianza: en la con-scientia. Ésta es la composición representante de lo objetivo con el hombre re-presentante en el campo de la representación por el guarecida en su verdad (…)la con-scientia del ego como subiectum de la co-agitatio determina, como subjetividad del sujeto así señalado y privilegiado, el ser del ente.

La objetividad de la representación, que ubica al hombre moderno o subiectum como privilegiado, asegura el ente como ser, desplegando a partir de éste concepto “una ciencia y técnica” cristalizada en una “filosofía de la ciencia” (fenomenología y positivismo) en una Psicología que cercena al hombre de su mundo (Psicoanálisis, conductismo etc.) o en un development técnico de magnitudes colosales (pienso en el fordismo de la rev. industrial y en la psiquiatría, a su vez).
El desarrollo destinal del auge de un sujeto escindido del mundo, apoyado en verdades científicas, en un mundo acomodado por los diferentes aparatos de una sólida tekhné, hallará su consumación parcial a principios del siglo XX, en una Europa incipiente en fenomenología e historicismo, en Ortega y Gasset en España y Martin Heidegger en Alemania.

Heidegger, bajo la influencia de una hermenéutica desenvuelta por las ciencias del espíritu y a su vez por el análisis fenomenológico, pretende entablar el tema que la filosofía ha “olvidado” siendo éste su fuente primordial; Ser, lo que Heidegger denominará “Seinsvergessenheit”.
Para hallar en el claro al ser, es menester aclarar la constitución fundamental de aquel a quien se le presenta la pregunta por el ser, es decir, el hombre, al cual le va su ser, a lo que Heidegger denominará Da-sein (literalmente= da-sein, ser-ahí) en la depuración de cada uno de los conceptos que Heidegger bosquejará hay múltiples críticas a Descartes y a sus meditaciones sobre el mundo y el yo, especialmente en el desarrollo de su “ser-en”(sein-bei), que entiende al hombre, no como sujeto, sino como ser-en-el-mundo (In-Der-Welt-Sein).
El ser del hombre, su constitución ontológica originaria, no es determinada por una manera “racional” o “contemplativa” como lo sería la “duda” o la “abstracción”, sino que esta constitución, el preguntar mismo y la contemplación son “derivaciones” de un estar en el mundo. “Mundo” entendido como “mundo circundante” (Umwelt) en éste mundo circundante no hay objetos, en el sentido de “presencias” o “extensiones geométricas” con las cuales yo me “tropiezo”, hay una totalidad de útiles, (tá prágma) que se encuentran a-la-mano con los cuales yo me ocupo en el mundo. A su vez éstos útiles aparecen en una totalidad de significado, cuyo carácter es esencialmente fáctico e histórico”, el Dasein, por lo tanto, no es un ser puro, en un sentido trascendentalista, el cuál “aprehende” los “objetos”, (ésta separación es “posterior”, es decir, “derivada” al modo primario de ser-en-el-mundo que es la ocupación), sino que se halla ya de antemano, habitando un mundo, el cuál le es familiar, mutatis mutandi, siempre abierto a el, en aperturidad (Erschlossenheit) no diferenciándose del mundo como lo entendía la filosofía anterior, sino siempre “en-el” y “desde-el”.



“Estar-en es, por consiguiente, la expresión existencial formal del ser del Dasein, el cuál tiene la constitución formal de estar-en-el-mundo”

Por lo tanto, el mundo, que la filosofía previa lo comprendió como “lo objetivo y/o lo exterior”, queda enterrado, como “derivado” (Heidegger no niega la separación sujeto-objeto, sino que la repliega a derivación, el fenómeno originario es el de “habérnoslas con las cosas”, el dasein no tiene que salir a “encontrarse” con el objeto trayéndolo a la “jaula” de la conciencia, sino que el Dasein siempre está “afuera”, en el mundo)
Heidegger critica la filosofía anterior y sobre todo la metafísica y la epistemología moderna, que negaron al mundo como totalidad de útiles y significados y personas, como aparecerá ulteriormente en Ser y tiempo.
Reduciendo al hombre a mera “actividad teorética, desapegada y desinteresada”.

“La filosofía y la mentalidad común piensan, desde siglos, que la realidad verdadera de las cosas es la que se “aprehende” “objetivamente”, con una mirada desinteresada, que es por excelencia, la mirada de la ciencia y de sus mediciones matemáticas. Pero si, como se vio, el modo de presentarse originario de las cosas en nuestra experiencia no es aparecer como “objetos” independientes de nosotros sino que se nos dan como instrumentos (…) la simple presencia se revela así como un modo derivado de la utilizabilidad y de la instrumentalidad que es el verdadero modo de ser de las cosas”

El desarrollo teórico posterior de Heidegger estará abocado a explicitar con mas firmeza ésta “diferencia ontológica” que se da entre ser y ente, que no son lo mismo, ya que el ser no es presencia sino “manejabilidad” y “significado” y de cómo éstos son determinados por la historicidad y no por la objetividad de mundo, como lo había entendido Descartes, como Res extensa, número, línea y figura.
Las consecuencias de la conclusiones de Heidegger para Occidente contemporáneo son enormes, no tan solo filosóficas (invocando mucho mas en las Cs. Sociales hacia la historicidad que hacia lo objetivo) sino éticas (crítica a la naturalización de la moral) políticas (crítica a la ideología como verdad absoluta) científicas, (crítica a la objetividad y una tendencia especial a lo co-originario y a la totalidad como se hace patente en la teoría sistémica) estéticas e incluso religiosas (pienso en el acercamiento al existencialismo que sostuvo al teología protestante bajo Karl Barth, producto de las lecturas de Kierkegaard y el análisis que Heidegger hace del filósofo danés) etc.

Ortega y Gasset, alimentado por la filosofía neokantiana y al abrirse a las lecturas de Dilthey, rehuye esa tradición, criticando los remanentes de racionalismo hegeliano y vitalismo bergsoniano patentes en su época formaliza el proyecto de una razón vital (que evolucionó desde una teoría de la perspectiva). Conciliar razón y vida, Yo y Mundo, serán las faenas propias del “raciovitalismo Orteguiano”.

“Para los antiguos realidad, ser significaba “cosa”; Para los modernos, ser significará “intimidad, subjetividad”, para nosotros ser significa “vivir”, por tanto intimidad consigo y con las cosas (…) el “vivir” hallamos que en él están conservadas, integradas una con otra y superadas, la antigüedad y la modernidad”

Ortega, manteniendo una postura similar a la heideggeriana (aun que en un análisis mas jovial y elegante, pero menos profundo que el de Heidegger, según mi opinión) señalando una fuerte crítica al mundo cartesiano del pensamiento “more geométrico” une a la realidad radical del yo, con el mundo, entendido este no sólo como las “cosas”, sino como lo “vivido” en general, es decir su “historia”.
El trato que el hombre posee con su circunstancia (con su “mundo”, como aparecerá en las obras de Ortega luego de la publicación en 1927 de ser y tiempo) es forzado, el intelecto se ve forzado a interpretar la realidad, ya que sin interpretación del mundo, no hay vida humana, la vida humana está cimentada en sistemas de creencias, (que son históricas), desde las cuales el hombre construye su existencia y a partir de ellas elabora, “futuriza” su quehacer en el mundo, otorgándole un sentido a su existencia, Tal como el arquero que apunta hacia el blanco, el hombre busca su plenitud vital, elaborando un programa vital, es por esto que la vida al hombre le es disparada a quemarropa, gracias al músculo del intelecto, el hombre se verá forzado a improvisar un proyecto individual y vocacional.
Desde ésta perspectiva, el hombre se relaciona constantemente con el mundo, de hecho, ya en la obra temprana de Ortega se dice que “Yo soy yo y mis circunstancias” totalmente alejado de las posturas metafísicas de sus antepasados quienes sostenían al hombre “preso en su conciencia”, Según Ortega, la libertad que tiene el hombre, que no ésta preso de su conciencia, sino que siempre se encuentra habiéndoselas con su circunstancia, se halla determinada, es decir sometido a la fatalidad de la circunstancia, como al mismo tiempo desde ella construye, bajo su deliberación, su propia vida.
Ambos, Ortega y Heidegger se ubican en un suelo de creencias (fenomenología, historicismo, neokantismo) y éstas a su vez reposan sobre un subsuelo de creencias (la línea histórico destinal del pensamiento de la metafísica de la presencia gatillada por Parménides) eligen a un adversario: el racionalismo y el vitalismo (Ortega) la filosofía tradicional de la presencia y a la metafísica entendida como “onto-teología” (Heidegger) y desde este esquema se comprenden a su vez el resto del desarrollo actual del pensamiento, Filósofos como Foucault, Derrida, Sloterdijk, se sitúan a su manera desde el piso propuesto por Heidegger y Ortega que nos aleja de “rudimentarismos objetivos” dándonos la fuerza necesaria para construir en nuestros días, un fundamento mas histórico, mas dinámico. Para forjar el mañana es menester considerar el pasado (sea como crítica o como valoración) y cimentar el presente, si la marcha de occidente fue determinada por Parménides (metafísica griega), Cristo (tradición judía y religión cristiana) y Justiniano (derecho romano), si el pasado determina el presente: la historicidad se centra en el nuevo tema de la filosofía y de cómo el lenguaje es determinado por el tiempo y como el lenguaje, puede a su vez, crear nuevos tiempos. Por lo tanto: La filosofía contemporánea (entendida en un sentido cronológico y evitando entremezclarla con la postheideggeriana o posmoderna: Lyotard, Vattimo, etc.) se entiende y desarrolla como una crítica al concepto de “Yo” (Res cogitans) y de “Mundo” (Res extensa) de René Descartes (que son en sí mismas las bases de la filosofía moderna) a partir de Heidegger y Ortega Y Gasset.


Miguel Quezada Palma.


Citas:
DESCARTES, René, Discurso del método y Meditaciones metafísicas, (meditación segunda), pág. 134, editorial Espasa Calpe, colección Austral, Madrid 1991.
HEIDEGGER, Martin, La época de la imagen del mundo, pág 66, ediciones AUCH, Santiago de Chile, 1958.
HEIDEGGER, Martin, “Ser y Tiempo”, Pág. 81, Editorial Universitaria, Santiago de Chile, 2005.
VATTIMO, Gianni, “Introducción a Heidegger”, Pág 29, Editorial Gedisa, Barcelona, España, 2006.
ORTEGA Y GASSET, ¿Qué es Filosofía?, Pág 176. Editorial Alianza, Madrid, 1980

Crítica al Anime Paprika (Director Satoshi Kon 2006)


Critica del festival de Sitges.

Nuestra cobertura de esta edición del Festival de Sitges se cerró con un film memorable, una obra maestra que sitúa definitivamente a su director, Satoshi Kon, en el Olimpo de los creadores. Con Paprika, Satoshi Kon culmina casi una década de obsesiones personales que han integrado un corpus conceptual preocupado por aquello que se esconde tras la realidad, por los mecanismos del subconsciente, y por la indagación en la memoria colectiva. Así pues, su último largometraje bebe tanto de su guión para una de las historias de Memories, Magnetic Rose, –la interconexión entre los estados del sueño y la vigilia-, de Perfect Blue –la escisión de la personalidad en un entorno alienante, así como la existencia de realidades paralelas-, de Millenium Actress –la mitificación del mundo del cine y la influencia de la memoria colectiva- y de su serie Paranoia Agent –la represión del ser humano contemporáneo en una sociedad hipertecnificada-. Por lo tanto Paprika, influenciada por las teorías jungianas del inconsciente colectivo y por el psicoanálisis freudiano, supone una absorción y posterior regurgitación de las bases temáticas del cine de Kon, pero doblemente potenciadas. Siguiendo una estructura parecida al cine negro donde varias tramas se desarrollan de forma paralela para terminar imbricándose, el argumento remite a un futuro evidentemente actual, donde una gran compañía desarrolla un aparato que permite introducirse en los sueños de los pacientes para acceder a sus capas más profundas y sanar heridas psíquicas o traumas pretéritos. Pero el robo de una de las máquinas así como el enloquecimiento de algunos de los trabajadores de la corporación da inicio a un desarrollo alambicado que destaca por su afluencia de géneros, desde la ciencia-ficción, el kaiju-eiga, la fantasía high-tech, el thriller, o las intrigas empresariales. A pesar de su apabullante poderío visual y su imaginativa puesta en escena, Paprika es un film de discurso –rico, denso, en ocasiones desbordante-, donde Satoshi Kon dibuja un presente solitario y ensimismado, donde la tecnología no solo ha conseguido alienarnos y controlar nuestra vigilia, sino también ha comenzado a manejar nuestros sueños, esa parcela íntima de nuestra existencia. En Paprika, Satoshi Kon lanza desde el interior de una sociedad eminentemente colectiva, un grito por la individualidad, y logra plasmar la posmodernidad en un gesto, en ese gran carnaval que recorre los sueños de los protagonistas: una muestra más de la ausencia de referentes, de la banalización del símbolo, de la desmitificación de toda creencia.

Post de Showie.

Me encantó por varias razones; la primera tiene que ver con la calidad gráfica de producción, la segunda razón tiene que ver con el desarrollo de la “CIENCIAS DE LA SALUD MENTAL O EL DESARROLLO DEL RICO CONTENDO PSICOLÓGICO”, o sea que la protagonista sea una psiquiatría fría y calculadora que cuando se introduce en los sueños de las personas y se convierte en otra mujer, una mujer sensual, atractiva, extrovertida, o sea todos los aspectos que ella significaba como negativos del sí mismo elemento de su personalidad que no toleraba o no lograba integrar en el continuo de su personalidad. También la temática de la aceptación como seres humanos de nuestras propias emociones que a veces las reprimimos o negamos, que nos llevan a actuar más desde el deber, que desde el Deseo. Por otro lado la notable historia del policía que no vendría al caso desarrollar, para que uds. saquen sus propias conclusiones y por último el alto contenido del la escuela psicológica del psicoanálisis (del cuál Freud es su fundador), ya que en el transcurso de la historia se pueden observar las 3 instancias psíquicas freudianas (2da tópica) como el ELLO, YO y El SUPER YO y como se van relacionando en una lucha continua estos 3 elementos. El director del film nos muestra como es la dinámica inconciente del ser humano desde su desarrollo infantil hasta el desarrollo del adulto. Todo esto bajo una lógica surrealista, Abstracta, onírica e inconciente.
Excelente producción bájenla de internet puede ser de e-mule y otro programa para descargar archivos

Por Showie